Cuando Ekaterina acudió a una sesión fotográfica con Petter Hegre, era la primera vez que trabajaba como modelo.

LA VERDAD es que nadie lo habría sospechado. A sus 19 años, Ekaterina personifica todo aquello que nos gusta mirar en una mujer. Su cabello brillante como el oro cuelga un poco por debajo de unos hombros perfectamente torneados. Sus pechos grandes y naturales te invitan a que los toques y aturden tus sentidos.

Y no nos olvidemos de su sonrisa, pues cuando un hombre la mira es capaz de perder la cabeza y ponerse de rodillas para rogarle que le dé más. Lo sorprendente es que Ekaterina es muy tímida y no parece darse cuenta del dominio que ejerce sobre los hombres. Si le haces un cumplido, Ekaterina se limita a apartar la mirada y responder con un “gracias”, que susurra como si nunca antes hubiese escuchado algo así.

Todo en esta mujer es cien por ciento genuino, y eso es algo que nos complace en verdad.